Lunes 25 de septiembre de 2017, p. 6

Más de 60 especialistas del Taller Mexicano de Arteterapia emprenderán una campaña de atención postraumática basada en el dibujo y la pintura para niños y adultos afectados por el terremoto del pasado 19 de septiembre en la Ciudad de México y el estado de Morelos.

Se estima que esta iniciativa, totalmente independiente y autogestiva, comenzará a operar en el transcurso de esta semana a manera de brigadas en diferentes puntos de la capital mexicana y la entidad morelense.

Así lo adelantó ayer a La Jornada Ana Bonilla Rius (Ciudad de México, 1965), fundadora y directora de aquella asociación civil, la cual tiene 13 años de operar en el país atendiendo a víctimas de violencia doméstica, adolescentes en conflicto, refugiados, reclusos, enfermos y otros problemas de carácter social a partir de la arteterapia.

De acuerdo con la artista visual y arteterapeuta, una vez que concluya la actual fase de emergencia derivada del movimiento telúrico –sobre todo lo que tiene que ver con el rescate de víctimas y de cuerpos–, comenzará el momento más crítico y delicado para quienes se vieron afectados de manera directa por esa catástrofe, de allí que se necesario diseñar un plan de acción con el fin de atenderlos lo más pronto posible.

Regresar a la realidad, a la vida cotidiana después de todo acto traumático es la parte más fuerte para toda persona, la más difícil. Ahorita estamos en la acción, pero pasar a la reflexión y la asimilación cuesta y duele mucho, según la especialista, una de las primeras arteterapeutas en México, maestría que concluyó en 2000 en la universidad Complutense, de Madrid, España.

Ana Bonilla explica que esta disciplina es una forma de sicoterapia cuyos orígenes se remontan hasta hace casi 70 años en Inglaterra, la cual se vale del arte visual, sobre todo del dibujo y la pintura, como herramienta para recuperar o mejorar la salud mental y el bienestar emocional o social.

Rechaza, sin embargo, que sirva para curar; aclara que su propósito es ayudar a resignificar, dar salida al mundo interior de una persona afectada y un nuevo lugar, incluso un nuevo sentido a su dolor.

Su fin es vincular al sujeto con sus emociones, darle un espacio mas allá de lo verbal para poder expresarse; de allí que el sujeto logre construir su propio lenguaje a través de un proceso creativo y resignificar de manera distinta algunos procesos que haya experimentado o sufrido, agrega.

Pensar que uno puede curar con esto a alguien después de una pérdida es absurdo, pero sí hace posible dar salida a ese dolor y otorgarle un significado distinto. El arte puede ser también una herramienta de conocimiento más profundo de las emociones, pero de allí a pensar que puede curar, por ejemplo, el dolor de una madre que pierde un hijo, hay mucha distancia. Sirve, pues, como medio para transitar mejor las heridas.

Egresada de la otrora Escuela Nacional de Artes Plásticas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), hoy Facultad de Artes y Diseño, y especializada en sicoanálisis, Ana Bonilla afirma que el arte es un instrumento muy poderoso para abrir aspectos muy profundos del alma humana, por lo cual su empleo debe hacerse con mucha precaución, debido que en ocasiones llega a confrontar y causar dolor en el individuo.

Lo peligroso de poner a pintar o dibujar a la gente es que a veces se queda con muchas cosas abiertas, y lo que buscamos es ayudarla a cerrarlas. Debemos ser muy cautos y responsables al trabajar, porque al final es gente que está sufriendo, que pasa traumas o un conflicto, y está muy vulnerable, y el arte posibilita abrir esos puntos de vulnerabilidad que debemos ayudar a cerrar.

La especialista resalta que este tipo de terapia sicológica, como sucede con la musicoterapia y la danzaterapia, es muy favorable y benéfica en momentos en los que las personas se encuentran en estado de shock y no son capaces de verbalizar lo que sienten o les ocurre.

Las sicoterapias funcionan generalmente de manera verbal, y el arte no necesariamente requiere de la voz; eso da muchas más alternativas. Por ejemplo, en este momento de crisis y de trauma en el que a la gente le cuesta trabajo expresarse de forma oral, la arteterapia tiene una función más profunda, dice.

No se trata sólo de poner a pintar, sino de dar un acompañamiento y que esto pueda dar salida al mundo interior de individuo, un valor distinto a la realidad y un lugar al dolor, a la pérdida.

De acuerdo Ana Bonilla, si bien la arteterapia es relativamente nueva en México y el resto de América Latina, ha probado su alta efectividad en Europa, Estados Unidos y Canadá. Comenta que en el país no existe aún una especialidad en los centros de educación superior, por lo cual ha dedicado parte de su trabajo a preparar a nuevos especialistas mediante cursos y diplomados en el Taller Mexicano de Arteterapia.

Aclara que para acceder a este tipo de terapia no es necesario saber dibujar ni pintar y afirma que el arte es tan generoso que cualquiera puede acceder a él: Todos pueden tomar un lápiz y ponerse a dibujar, y eso, ya por sí mismo, tiene una función lúdica y desahogo.

Sobre la campaña de atención para la ciudad de México y Morelos, detalla que los 60 especialistas aún están ultimando detalles de cuáles serán los sitios que visitarán, aunque la idea es atender las 16 delegaciones políticas, en particular las que se vieron más afectadas por el terremoto, y algunas poblaciones de Morelos. Están abiertos a recibir propuestas de albergues o centros de atención para ofrecer allí sus servicios.

También están recibiendo donativos de material: desde pinturas, crayolas, gises y hojas de papel hasta materiales de reciclaje como cartón. De igual manera, reciben libros de literatura infantil y juvenil para utilizarlos en su trabajo.

Las personas interesadas en apoyar pueden hacerlo en la sede del Taller Mexicano de Arteterapia (Aguascalientes 61, Tizapán, San Ángel) o contactar vía correo electrónico en las direcciones tallerarte@mac.com y arteterapiamexico@gmail.com.